Por: Mirta Rodríguez
INTERCONEXIÓN ELÉCTRICA COLOMBO-PANAMEÑA, EL ÚLTIMO ESLABÓN PARA INTEGRAR LA RED ELÉCTRICA DE AMÉRICA
Después de casi dos décadas de que, por primera vez, se propuso el proyecto de interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá, la obra está a punto de ser una realidad, luego de que los mandatarios de ambos países así lo acordaran, mientras poco a poco se van tejiendo los planes de financiamiento y se van superando los obstáculos que lo habían mantenido estancado, especialmente por asuntos sociales y ambientales, a pesar de las oportunidades que representa para la integración de la red eléctrica del continente americano y el camino hacia la transición energética justa.
La obra, considerada el último eslabón para conectar las redes de Colombia, Centroamérica y Norteamérica, consiste en una línea de corriente continua de 500 kV, con una extensión aproximada de 500 kilómetros, de los cuales 220 kilómetros corresponderían a Panamá, 150 kilómetros a Colombia y un tramo submarino de 130 kilómetros. El proyecto, con una inversión total estimada de 800 millones de dólares, tendría una capacidad de transmisión de 400 megavatios (MW).
«Esta iniciativa no solo busca unir a Colombia con Panamá, sino que es el último eslabón que falta para dejar interconectado a todo el continente, toda vez que Panamá tiene una interconexión con toda Centroamérica, que es SIEPAC (Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central)», subrayó el gerente general del Proyecto de Interconexión Eléctrica Colombia-Panamá S.A. (ICP), Jorge Hernán Jaramillo Restrepo, en la clase del Diplomado de Periodismo Energético, del 25 de agosto pasado.
Pero, lo principal de viabilizar esta interconexión, añadió, «no solo es quedar en la historia de las redes de transmisión de energía a nivel continental, sino que lo más importantes es que al establecer esta interconexión se presentan grandes beneficios en la operación del mercado centroamericano y del mercado Andino, toda vez que esa interconexión permite optimizar recursos de un lado y del otro», resaltó el experto.
Y de eso está claro el presidente de Panamá José Raúl Mulino, quien en una conferencia de prensa del 22 de mayo pasado, destacó que: «este proyecto (interconexión eléctrica) nos permitirá trabajar mejor, ubicar más energía y ampliar la matriz de producción energética en todo el sector». Ese día, Mulino, también anunció la culminación de pruebas de la incorporación de 670 MW de la planta Generadora Gatún de AES (a base de gas natural), integrándose plenamente al sistema eléctrico de Panamá.
«Eso no significa que vamos a usar los 670 MW, significa que tenemos capacidad para eso. Si nosotros avanzamos y concretamos pronto la interconexión con Colombia, ahí se dará el mercado natural para vender energía, quizás hasta Ecuador, pero tenemos que hacerlo… estoy muy confiado en ese proyecto. Y, le he dado instrucciones a todos los organismos de energía de echar para adelante y dinamizar la interconexión eléctrica», apuntó Mulino.
El 28 de marzo pasado, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó el proyecto de interconexión eléctrica, como el lazo que puede unir no solo a América Latina y el Caribe, sino también a las Américas. “La interconexión energética es fundamental, porque no se trata solo de resolver un tema mutuo, sino resolver un problema de la humanidad, y ésta es una buena parte de las soluciones de la crisis climática, dado que tenemos una generación de energía limpia”, dijo el colombiano en un comunicado difundido por la Presidencia de la República de Panamá.
VIABILIDAD DEL PROYECTO, EL RETO
Colombia y Panamá crearon en 2007 la compañía binacional Interconexión Eléctrica Colombia-Panamá S.A. (ICP), constituida por la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa) de Panamá, e Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) de Colombia, como accionistas, cada uno con una participación del 50 % y control compartido.
La sociedad ICP está encargada de ejecutar el negocio de 800 millones de dólares y de adquirir una financiación con la banca multilateral para desarrollar el proyecto a riesgo. Lo que se aspira es que la banca le preste a ICP y no al gobierno panameño ni al gobierno colombiano, ni a ISA ni a Etesa. El propósito de ICP es viabilizar para luego construir y operar la línea de interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá, siempre bajo los principios de responsabilidad social y protección ambiental.
Y así lo dejó claro el gerente general de ICP, al expresar el compromiso de la empresa con las comunidades locales a través de iniciativas de desarrollo y protección ambiental, y con la aplicación de estudios para mitigar impactos negativos en el ecosistema y para promover el uso de energías renovables y una transición energética justa en la región.
«Este es un proyecto de 800 millones de dólares más o menos, y un 80 % de los recursos vendría de la banca ($600) y el resto, unos 200 millones de dólares, de los accionistas (ISA y Etesa), los cuales recuperarán su inversión a través de las utilidades de ICP», afirmó Jaramillo, al aclarar que «todavía no se ha decidido si el negocio es viable o no, hace falta evaluar el caso de negocio; y, para ello, se ha desarrollado un modelo financiero que evalúa los ingresos del proyecto en 20 años».
Adelantó que «se espera pasar a la estructuración financiera y a un cierre financiero con la banca multilateral, en los primeros meses del 2026 y a finales de ese mismo año empezar la construcción de la obra. Se espera que el proyecto sea inaugurado antes del 30 de junio del 2029». Pero, para poder desarrollar la obra se requiere de unas licencias (social y ambiental) orientadas y unas consultas previas, ya que sin el consentimiento previo, libre e informado de los tres pueblos indígenas de Panamá y los 12 grupos étnicos de Colombia, por donde pasa el proyecto, los accionistas no podrán construir nada.
«¡Sí! Hemos hablado con todos los 12 grupos étnicos de Colombia y con los tres pueblos indígenas de Panamá. En Colombia […] ya se cerraron las consultas previas […]; todas exitosas; y en Panamá hemos tenido más de 80 reuniones: 60 en Guna Yala y más de 20 en Wargandí y tierras colectivas; y seguimos en un esfuerzo importante, en llegar a acuerdos con ellos», apuntó.
Pese a todo, Jaramillo es muy «optimista» y aseveró que «el proyecto es social y ambientalmente muy responsable; y los gobiernos tanto en Colombia como en Panamá van a atender los reclamos sociales de los grupos étnicos». Al mismo tiempo subrayó que «el proyecto no es un sustituto del Estado. El desarrollo social es responsabilidad del Estado. El proyecto sí tiene su responsabilidad social y ambiental, y responde por cosas que están a su alcance y que las puede atender. Las carreteras eso es (responsabilidad) del Estado, y por eso requerimos el acompañamiento del Estado».
UN PROYECTO CON TECNOLOGÍA QUE NO IMPACTA EL TAPÓN DEL DARIÉN
Al inicio del proyecto de interconexión eléctrica Colombia-Panamá se trazaron múltiples corredores, pero hubo innumerables trabas que no le permitieron avanzar. Hace diez años las autoridades de los dos países, sobre todo ambientales, definieron la última ruta, la cual se desarrollará a corriente directa, una tecnología que impactará menos la naturaleza: no cruzará la frontera entre los dos países por vía terrestre, sino más bien la atravesará a través de un cable submarino de 130 kilómetros.
La corriente directa, explicó Jaramillo, ofrece grandes beneficios, entre ellos que para la misma potencia de transmisión se requerirá de un menor ancho de servidumbre, con lo cual se impacta menos la naturaleza. «Una línea de transmisión a partir de los 500 kilómetros de distancia es mejor desarrollarla en corriente directa que con la tecnología tradicional, corriente alterna».
Y, «lo mejor -resaltó Jaramillo Restrepo- es que no tocamos ni una hoja del Parque Nacional Darién o Tapón de Darién», considerado el «pulmón natural» de Panamá y de Centroamérica por su vasta extensión de bosque tropical, que alberga una extraordinaria biodiversidad y es vital para el equilibrio ecológico de la región.
El proyecto parte de la subestación Panamá II- Pedregal, se va a través de una línea aérea, llega a la comunidad de Mulatupu, en la comarca de Guna Yala (situada en la costa caribeña del noreste de Panamá, a 60 kilómetros de la frontera con Colombia). Ahí, esa línea se sumerge a través de un cable submarino de 130 kilómetros, llega a Necoclí (uno de los once municipios que forman parte de la subregión de Urabá, localizado en el departamento de Antioquia, Colombia), y continúa a través de una línea aérea, hasta llegar a la subestación de Cerro Matoso, en Colombia.
«Con el proyecto de interconexión eléctrica tendremos dos estaciones en los extremos, que convierten corriente alterna a directa, dos líneas aéreas, y une toda esa (conexión) con un cable submarino de 130 kilómetros», resaltó Jaramillo, señalando que beneficios como el menor impacto a la naturaleza a través de una línea de corriente directa, son fruto de estudios realizados por entidades distintas a la sociedad ICP.
LA RUTA A LA SOSTENIBILIDAD ENERGÉTICA
Los beneficios de un proyecto de interconexión eléctrica, añadió, incluyen, además, mayor seguridad y estabilidad del suministro, reducción de costos, optimización de las energías renovables, incremento de la eficiencia energética y promoción de la competitividad y cooperación regional.
Entre los beneficios económicos y de seguridad pronosticó que en los próximos 20 años, si hay interconexión, el costo de la energía en Panamá y en el mercado ocasional bajarán entre un 25 % y un 30 %. Otro dato que muestran los estudios es que cuando hay interconexión la probabilidad de tener déficit energético en Panamá baja de 9 % a 3 %, comentó Jaramillo.
El proyecto, además, generaría empleos, permitiría un ahorro en las importaciones, se pagarían impuestos, y lo mejor es que Etesa, que es la empresa de transmisión 100 % del Estado panameño, recibiría utilidades. «Etesa (de Panamá) e ISA (de Colombia) se volverían inversionistas, y eso fomenta la inversión de dinero en Panamá; y cuando se suma todo eso uno se da cuenta que el proyecto le genera beneficios a Panamá y a Colombia. A Panamá le genera beneficios por el orden de 30 millones de dólares anuales, y a Colombia le representaría un beneficio por el orden de 10 millones de dólares».
El red eléctrica también ofrece beneficios ambientales y energéticos, ya que le permitiría a Panamá integrar y desarrollar proyectos de energía renovable (eólica, solar e hídrica), compartir los excedentes a Colombia y a otros países de la región a través de las exportaciones, para que la energía no se pierda, contribuyendo así a bajar la brecha energética en la región y a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el gas contaminante causante del calentamiento global, en línea con la meta de lograr una transición energética justa en ambos países.
Jaramillo Restrepo subrayó que, en particular, Panamá tiene una campaña importante en desarrollar energía renovable, pero hay escenarios sobre todo al comienzo de la mañana en donde la energía renovable que se produce es superior a la demanda. En noviembre de 2024, por ejemplo, las fuentes de energías renovables representaron el 97,66 % de la generación en Panamá, según datos del Centro Nacional de Despacho (CND). La demanda máxima mensual del sistema es variable y podría superar hasta los 2,000.00 MW, según los registros pico.
En la actualidad, Panamá exporta energía renovable a Costa Rica y pese a que la comparte le sobra, razón por la que muy bien podría también enviarla a Colombia, si la interconexión eléctrica ya estuviese lista.
Y, lo más importante, agregó, es que con ese intercambio de energía entre Colombia y Panamá, y sobre todo el almacenar energía renovable, hace que se reemplacen las energías térmicas, generadoras del CO2, y haya ahorros por el orden de 3 millones de toneladas del gas contaminante, anual, en los 10 primeros años de interconexión; y con el aumento de las renovables en los siguientes dos años, los beneficios bajan a 2 millones de toneladas por año, en el agregado Colombia y Centroamérica.
PANAMÁ SE POSICIONA COMO HUB ENERGÉTICO REGIONAL
¿Porqué Colombia teniendo tanta energía, recibe energía cuando a Panamá y a Centroamérica les sobra? Según el gerente general de ICP, esto es por una sencilla razón: porque la dos matrices son complementarias. Mencionó que Colombia tiene un embalse gigante que le toma años llenarse, pero también le toma años desocuparse. Así que cuando a Panamá y a Centroamérica le sobra energía, Colombia la toma y la almacena en ese embalse, de tal forma que como la energía está escasa, al otro día se la puede compartir a través de la interconexión a Panamá y a Centroamérica.
«La matriz se complementa y los desarrolladores, los inversores de energía renovable, pueden desarrollar aún más porque en vez de botar energía cuando les sobra, las pueden exportar a Colombia y a Suramérica», explicó Jaramillo, resaltando que, todos los días hay flujo de energía en las dos direcciones: Panamá y Centroamérica importando, y Panamá y Centroamérica exportándole a Colombia y a Suramérica.
El gerente general de ICP reiteró que desde Panamá hasta Canadá todo está interconectado; y Panamá tiene una interconexión con todos los países de Centroamérica llegando hasta Guatemala, a través del SIEPAC, que es una infraestructura de transmisión de energía eléctrica que conecta las redes de seis países de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) a lo largo de 1,800 kilómetros, permitiendo el intercambio de electricidad y la creación de un Mercado Eléctrico Regional (MER) más eficiente y competitivo.
«Un proyecto de interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia, de $800 millones, no se hace simplemente para darse el gusto de interconectar el continente; se hace porque le genera beneficios en primera instancia a los dos proyectos que se interconectan y a sus países vecinos», afirmó el experto, destacando la «ventaja geográfica inigualable» que tiene Panamá frente a la red eléctrica.
Detalló que Guatemala está interconectado con México; México tiene 10 interconexiones con Estados Unidos; y Estados Unidos tiene 37 interconexiones con Canadá. «Desde Panamá hasta Canadá todo está interconectado; y en Suramérica hay unos esfuerzos grandes para completar la integración. Ya hay conexiones importantes», ponderó Jaramillo Restrepo.
Y es que con el proyecto de interconexión eléctrica, también se crea un «hub» energético regional, con el cual Panamá se posiciona como un puente entre la región Andina y Centroamérica, permitiendo importar, exportar y reexportar energía de manera eficiente. «Cualquier excedente de energía en Sudamérica que se quiera exportar a Centroamérica y Norteamérica tiene que pasar por Panamá, o cualquier excedente de Centroamérica que se quiera enviar a Suramérica también tiene que pasar por Panamá. Eso materializa ese eslogan tan conocido por los panameños de puente del mundo, corazón del universo», puntualizó Jaramillo.
DOS DÉCADAS DE ACUERDOS PARA LA INTERCONEXIÓN ELÉCTRICA COLOMBIA-PANAMÁ
Desde 2003, Colombia y Panamá han adelantado conversaciones y firmado memorandos de entendimiento y actas de intención para dar paso al proyecto de interconexión eléctrica entre ambos países, entre los que se destacan el Acuerdo Bilateral de Complementación de 2019 y el Acuerdo Ministerial de 2021 donde se fijaron principios regulatorios y lineamientos que siguen vigentes.
Pero, a pesar de los esfuerzos, el proyecto de 800 millones de dólares fue paralizado en 2012 por la falta de capital y problemas técnicos. Una década después, en diciembre de 2024, los países retomaron las conversaciones para dar luz verde al desarrollo de la obra; y el 28 de marzo 2025 se dieron algunos coqueteos entre los presidentes, José Raúl Mulino, de Panamá; y Gustavo Petro, de Colombia, con miras a avanzar en la agenda bilateral «lo antes posible».
El documento más reciente firmado es el Acuerdo Regulatorio del 20 de junio de 2025, como resultado de consultas técnicas entre la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos de Panamá (ASEP) y la Comisión de Regulación de Energía y Gas de Colombia (CREG). El acuerdo establece el marco en el que se comenzará a trabajar en la armonización regulatoria que permita la operación comercial del proyecto Interconexión Colombia–Panamá, con pilares como la eficiencia económica, el beneficio mutuo, la visión regional, la transparencia y la neutralidad.
El acuerdo también contempla disposiciones sobre el acceso libre a la interconexión, la distribución de costos, la remuneración de la infraestructura y la definición de reglas para las transacciones de corto y largo plazo. Además creó el Comité de Reguladores de la Interconexión Colombia–Panamá, órgano encargado de coordinar los aspectos técnicos, legales y comerciales, y de dar seguimiento al impacto del proyecto en los mercados de ambos países.
«Este acuerdo representa un hito para la integración energética de América Latina; y la interconexión entre ambas naciones marca el inicio de un corredor eléctrico que permitirá conectar Sudamérica con América Central, generando oportunidades para toda la región», expresó la administradora general de la ASEP, Zelmar Rodríguez Crespo, en una nota de prensa difundida por la entidad reguladora, el pasado 23 de junio.
Los representantes de la CREG, por su lado, comentaron que este avance refuerza el compromiso de Colombia con una transición energética justa, resiliente y con visión regional. Así, la hoja de ruta trazada por Colombia y Panamá, tras el acuerdo del 20 de junio se mantiene firme, y tanto la CREG como la ASEP reafirmaron su compromiso para seguir avanzando en el proceso de interconexión.
Los acuerdos bilaterales ahora se dirigen a apresurar la armonización regulatoria y a concretar resultados lo antes posible. «Previamente, ya se había avanzado en aspectos como la participación de agentes en mercados regionales, mecanismos de resolución de controversias, seguimiento de transacciones y reglas de acceso, manejo y divulgación de la información”, dijo Rivera en una reciente publicación del medio digital Infobae.
La CREG y la ASEP acordaron mantener encuentros recurrentes que permitan dar seguimiento a cada fase del proyecto, con mesas técnicas especializadas que revisen avances, retos pendientes y ajustes necesarios. La más reciente reunión entre la CREG y la ASEP se dio el pasado 10 de septiembre del presente año, para seguir con la fase de armonización regulatoria entre los dos países, un requisito clave para hacer realidad el proyecto de interconexión eléctrica binacional, que permitirá el intercambio de electricidad entre los dos sistemas eléctricos.