El Gran Abrazo Eléctrico de las Américas
Por: Lorenzo González-Palma
Imagina que tu barrio decide hacer una fiesta gigante. Para que la música no se detenga y las luces no fallen, todos se ponen de acuerdo para conectar sus casas a una misma red eléctrica. Si la energía se va en una casa, el resto del vecindario puede darle un poco para que la fiesta siga.
Esa es, en esencia, la interconexión eléctrica, pero a una escala monumental, uniendo países enteros. Es la idea que los países de un continente se den la mano para compartir la energía, asegurando que nadie se quede a oscuras.
Más que un enjambre de cables y torres, este proyecto es un sueño de integración regional, donde la electricidad se convierte en el hilo conductor que une a nuestras naciones.
Cuando una tormenta deja sin luz a una ciudad o una planta de energía tiene un problema, la interconexión es como un salvavidas. Los países que están conectados pueden enviar energía a la zona afectada y así evitan un apagón.
No tiene sentido que cada país construya una enorme planta de energía de respaldo «por si acaso». Con la interconexión, podemos comprar la energía que necesitamos cuando la necesitamos, a un mejor precio.
Dentro de este gran plan, Panamá es el centro de todo. Su posición geográfica, justo en el medio del continente, la convierte en un lugar perfecto para ser el gran «puerto de energía» de las Américas. Así como nuestro Canal conecta los océanos, la interconexión eléctrica conectará los sistemas de energía de Colombia con los de Centroamérica y México. Empresas como la panameña ETESA y la colombiana ISA son las que están haciendo realidad este sueño, uniendo a sus naciones y promoviendo el desarrollo de toda la región. Este es solo un ejemplo de cómo la unión hace la fuerza, incluso cuando se trata de algo tan vital como la electricidad.
Claro, como toda buena amistad, hay retos. El principal es que un problema en la red de un país podría afectar a los demás. Por eso, se necesitan reglas claras y mucha confianza entre los países. Además, construir estas grandes líneas eléctricas no es barato y se necesitan muchos acuerdos entre gobiernos.
Pero a pesar de los obstáculos, el proyecto de interconectar América es un sueño que nos acerca a un futuro más próspero y sostenible. La interconexión es mucho
más que cables y torres; es una muestra de que cuando trabajamos juntos, podemos hacer cosas que cambian el mundo.
Este proyecto es mucho más que megavatios y líneas de alta tensión; es la culminación de un sueño de integración que ha evolucionado desde 2004 con la Iniciativa Mesoamericana. Representa la esperanza de un futuro en el que nuestros países, unidos por un solo flujo de energía, puedan alcanzar una prosperidad y sostenibilidad que, de otra forma, serían imposibles.
Al permitir el intercambio de energía, se reduce la necesidad de cada país de mantener grandes reservas de generación, lo que se traduce en ahorros económicos significativos. Estos ahorros pueden ser reinvertidos en educación, salud o proyectos de desarrollo social.